Conciencia corporal, mental y emocional a través del movimiento.
“Lo que la mente y boca calla, el cuerpo grita”.
Lo que nos ocurre emocional y mentalmente, lo que pensamos, lo que vamos sintiendo de las situaciones, de nosotros mismos, va dejando huella en nuestro cuerpo y poco a poco lo va transformando y modelando. De esta forma, nuestro cuerpo muestra nuestra forma de pensar, de ver el mundo, de sentir, de relacionarnos.
A través del cuerpo podemos tonar conciencia de nuestras creencias y emociones, tanto limitantes, como potenciadoras. Una vez tomamos conciencia de ellas, podemos transformarlas a través igualmente del cuerpo, sincronizando nuestra mente y nuestras emociones con nuestro cuerpo para reconocer otras posturas y movimientos que nos abren posibilidades de visión, emoción y acción diferentes, y así conseguir resultados diferentes.
A veces nos encontramos nuestras resistencias desde la parte mental y emocional, con la historia que nos contamos, y solo es el cuerpo el que manifiesta las resistencias propias, y es desde aquí que podemos trabajarlas y mostrarlas para cambiarlas y trabajarlas.
Parte del aprendizaje ha de venir desde el cuerpo, el cuerpo tiene su propia memoria, y es necesario generar aprendizajes propios desde el cuerpo, para generar cambios en el resto de los dominios: mental, emocional y energético. Cuando integramos los dominios emocional, energético, mental, energético y corporal los aprendizajes son más integrados y sostenibles en el tiempo.
Al igual que el cambio en nuestras creencias, produce cambios en nuestras emociones, el cambio en el movimiento, genera cambios en creencias, modelos mentales, y sistemas emocionales.
OBJETIVOS
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Crear conciencia corporal como herramienta para la identificación de emociones y creencias limitantes.
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Integrar emociones y creencias desde el cuerpo, desde uno mismo para luego poder aplicarlo.
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Dotar de recursos a las personas que se califican como mentales, emocionales, de recursos corporales que le faciliten la identificación y recursos de aprendizaje, y la integración de las tres dimensiones: emoción, cuerpo y mente.
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Aprender a diferenciar el hábito corporal, de la elección corporal.
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Identificar recursos, creencias y emociones tanto limitantes como potenciadoras desde nuestro cuerpo.
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Aprender a sellar los aprendizajes mentales, emocionales y energéticos con el cuerpo cuando se produce un cambio de observador.
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Aprender a desbloquear y fortalecer desde el cuerpo.
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Mostrar movimientos a los que las personas no van a llegar solas, movimientos como elementos de aprendizaje, de conocer algo diferente, que les lleven a pensar, sentir.