Una tarde lluviosa de otoño, te preparas un café, el olor envuelve la atmósfera en una inquietante quietud. Dudas entre coger el libro que tienes a medias o los pinceles y acuarelas. El café te ayuda a elegir, optas por pintar. Coges el caballete, preparas el vaso de agua para la pintura, pones el CD de Variaciones Goldberg de J.S. Bach. La música se confunde, o más bien sincroniza con la lluvia en el exterior. Ese enigmático inicio te transporta a las películas cuya banda sonora contenían esas notas: El silencio de los corderos, Seven o el paciente inglés, entre otras. Qué bien toca el piano Kimiko Ishizaka, piensas. Todo se focaliza en el lienzo en blanco y en tu cabeza empiezan a surgir ideas, te centras en un bodegón, descartas las demás. Con el lápiz generas las siluetas que más tarde serán melocotones, manzanas, uvas. Bach desaparece, la lluvia se disipa, solo existe el lienzo y tú, tu vista se focaliza en él. Alrededor aparecen destellos parecidos a los cielos que pintaba Van Gogh. Fluyes. Estás teniendo una experiencia de fluidez. Nada importa. El tiempo se dilata como un reloj de Dalí. Al día siguiente tu madre te reprocharía que no le cogieses el teléfono. Sinceramente, no lo escuchaste. Tu madre no lo entiende, pero es así, durante una experiencia de fluidez conseguimos la felicidad gracias al control de nuestra vida interior, el exterior queda desplazado.
Estas son las experiencias que merece la pena vivir. Quedarnos conectados en lo que estamos haciendo, reconocer lo que va con nosotros, tiene mucho valor.
Iniciado noviembre, desde la escuela de COACHING integral TECOI, Humberto Varas en un directo en Instagram nos habló sobre la experiencia de fluir. Te invitamos a seguir los directos que hacemos en nuestra cuenta @ecoicoaching. Pues bien, Humberto dio importancia al hecho de identificar aquello que nos impide fluir como primer paso. Al reconocer los elementos que nos impiden que entremos en una experiencia de fluidez, podemos neutralizarlos. Por ejemplo, debemos asumir el reto de trascender el miedo y fijarnos metas, y los pasos que debemos dar para conseguir lo que deseamos. Y que eso depende de nosotros mismo, sentirnos como queremos sin depender de otros.
Vivir fluyendo supone experimentar un momento revelador donde aplicas herramientas que te sirven para tu mente, emociones y cuerpo. Muchas veces, añade Humberto, queremos controlar continuamente todo lo que nos sucede, sin vivir las experiencias tal y como son.
Sin duda fluir, se da cuando estamos presentes, ambas son dos cualidades fundamentales en el ejercicio del coaching.
Generar presencia para consecuentemente fluir implica soltar la atención de aquello que nos está limitando y queremos que salga de nuestra vida, es un trabajo personal.
Además para fluir debemos vivir en el presente, cuando Pasado y futuro son posturas del ego, nos apunta el director de la escuela.
No hay mayor enemigo que el desconocimiento de nuestra propia mente y emociones, y solo conociéndonos podemos avanzar. Debemos combatir esa ignorancia personal, construyéndonos de nuevo, soltar lo único que conoces por incorporar nuevos aprendizajes.
Concluía Humberto diciendo que si fluyes, influyes en tu entorno.
Sin duda recomendamos un libroFluir de Mihaly Csikszentmihalyique desgrana los elementos fundamentales de esta experiencia y te emplazamos a vivir intensamente desde tu interior una experiencia de flujo. Por qué no, por ejemplo, en una tarde lluviosa de otoño, a la luz de algo que verdaderamente te haga disfrutar y sentirte contigo mismo.